for the coffee lovers, with love

Hace unos días que quería comentar esto, pero como ahora tengo que preparar una charla para el viernes, qué mejor momento para hacerlo, no? Ya he escuchado a varios colegas, jefe incluído, comentar que hay gente que después de trabajar años con las moscas desarrolla alergias tremendas. Tan tremendas que se ven obligados/as a dejar de trabajar. Algunos cambian de modelo, otros lo ven como una señal divina y abandonan la investigación para siempre. Y la semana pasada me encuentro escuchando este programa de radio donde el invitado del día de la fecha es un entomólogo que estudia escarabajos. Toda la entrevista es muy interesante, al menos para un biólogo o entusiasta de las ciencias, pero lo más interesante llega al final. Cuenta como cuando era estudiante se iba de campaña a buscar escarabajos a los lugares más insólitos junto con su jefe. Y lo que más le molestaba de estos road trips era que el jefe, adicto al café mal, era capaz de desviarse kilómetros (más bien millas) y perder horas tratando de encontrar un lugar donde vendieran café recién molido. Alguno pensará, qué esfuerzo tenían que hacer para satisfacer su adicción.. más bien psicótica de que el café tuviera que estar recién molido. Luego de varias expediciones, el jefe finalmente se sentó a explicarle al alumno el por qué de su extraña predilección. El temilla era que era alérgico al café que ya venía molido y empaquetado, porque este café contiene trazas de cucarachas molidas. El jefe, luego de muchos años de enseñar entomología, había desarrollado tremenda alergia a las cucarachas (presentes en todos los cursos de entomología del universo). Y como sabrán, las cucarachas están en todos lados, inclusive en las plantas productoras y empaquetadoras de café. Sí, puaj. La FDA de acá parece que determina un umbral de trazas de insectos que pueden tener los alimentos empaquetados y que por más que sean mínimas, son suficientes para desatar la reacción alérgica. Así que la próxima que se tomen un cafecito...