Thursday, March 06, 2008

scent of a book

Desde chica que me encanta oler los libros. Nuevos, viejos, de librerías limpias y sucias, propios y ajenos. Mi papá siempre patrocinó mi hábito comprándome infinitos libros, pero siempre recordándome la anécdota de que un colega hacía lo mismo en tribunales y paró abruptamente una vez que abrió un libro y ahí estaba, inmensa ella, la cucaracha. Sin dejarme amedrentar por la historia continuo haciéndolo más que nunca. Y ahora acabo de empezar un libro que estamos leyendo en un reading group acá en la facu, y al abrirlo me envuelve un olor familiar, nostálgico.

El libro huele a costa atlántica. Ni más ni menos. Huele a playa, a mar bien salado, a verano, a olas, a arena, a artrópodos marinos, a moluscos. ¿Cómo puede ser? No tengo explicaciones científicas aún. Pero cada vez que lo abro se me vienen imágenes de la infancia en mar del plata, y la arena en las ojotas, y en la ropa, y las duchas mugrosas de los balnearios, y los souvenirs esos que cambian de calor dependiendo si va a llover o no. Admito que no soy fanática de la playa, pero todo eso está asociado a vacaciones y si soy fanática de las vacaciones. Demás está decir que no puedo concentarme mucho en el libro. Una pena, porque parece bueno.

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